POLÍTICAS COMERCIALES QUE FRENAN LA INNOVACIÓN

El software depende profundamente de componentes físicos y redes globales. Los aranceles, lejos de fortalecer la soberanía tecnológica, han encarecido la innovación

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Durante los últimos años y en especial el presente año, Estados Unidos ha aplicado una serie de aranceles y restricciones comerciales con la idea de proteger su industria nacional.

Sin embargo, estas políticas, pensadas para sectores tradicionales como la manufactura o la agricultura, han tenido consecuencias negativas en áreas que funcionan bajo una lógica completamente distinta: la tecnología y, más específicamente, el software.

El software depende profundamente de componentes físicos y redes globales. Los aranceles, lejos de fortalecer la soberanía tecnológica, han encarecido la innovación, entorpecido la colaboración internacional y debilitado la posición competitiva de muchas empresas estadounidenses.

1. Aumento de costos en hardware

El desarrollo y escalado de software moderno requiere hardware potente y específico: GPUs, servidores, equipos de red, dispositivos de prueba. Muchos de estos productos o sus componentes clave se fabrican en Asia, especialmente en China y Taiwán.

Con los aranceles impuestos a productos tecnológicos chinos (de hasta 25% desde 2018), EE. UU. ha encarecido su propia cadena de innovación:

  • Empresas que ofrecen servicios en la nube han tenido que revisar su infraestructura y aumentar precios.
  • Startups han visto afectada su capacidad de prototipado al tener que pagar más por estaciones de trabajo o kits de desarrollo.
  • Algunas universidades reportaron demoras y sobrecostos en la adquisición de equipos de laboratorio, afectando proyectos de investigación.


Ejemplo concreto: El costo de servidores para centros de datos aumentó un promedio del 12% entre 2019 y 2021, según datos de Synergy Research Group. Esto impacta a servicios como AWS, Google Cloud y Azure, y, por rebote, a miles de empresas que dependen de ellos.

2. Menor colaboración internacional

El desarrollo de software moderno no se da en aislamiento. Librerías de código abierto, APIs de terceros, equipos distribuidos internacionalmente y trabajo colaborativo son el estándar. Las barreras comerciales, sin embargo, complican esa dinámica:

  • Las restricciones de exportación y los controles a empresas extranjeras —como ocurrió con Huawei, DJI y otras firmas chinas— interrumpen proyectos de integración tecnológica.
  • Se genera un clima de desconfianza entre socios tecnológicos. Algunas empresas prefieren evitar colaboraciones con EE. UU. por temor a sanciones o a bloqueos futuros.
  • Plataformas de código abierto, como GitHub, han tenido que bloquear el acceso a usuarios de ciertos países por políticas de sanciones, fragmentando aún más la comunidad.

Esto va directamente contra la lógica del software moderno, que es abierto, iterativo y global.

3. Las PYMEs tecnológicas

Las grandes empresas pueden absorber aranceles, redirigir cadenas de suministro o renegociar contratos. Pero las pequeñas y medianas empresas tecnológicas no tienen ese margen.

En muchos casos, las PYMEs deben elegir entre:

  • Pagar más por hardware, reduciendo su presupuesto para talento o marketing.
  • Atrasar lanzamientos o reducir funcionalidades para ajustar costos.
  • Dejar de competir directamente en ciertas categorías por falta de infraestructura.


Dato: Según la Small Business & Entrepreneurship Council (SBEC), más del 90% de las empresas tecnológicas en EE. UU. son pequeñas empresas, muchas de las cuales dependen de insumos importados. En 2020, cerca del 60% reportaron que los aranceles afectaron negativamente su operación.

4. ¿Fortaleza o autoaislamiento?

El argumento de fondo para estas políticas es lograr la "independencia tecnológica". Pero esa idea mal entendida puede ser peligrosa.

  • Reemplazar proveedores extranjeros por locales no siempre mejora la seguridad ni la calidad.
  • El aislamiento tecnológico puede llevar a reinventar lo que ya existe, pero más caro y más lento.
  • Y se pierde la oportunidad de integrarse en ecosistemas tecnológicos globales más competitivos y con mayor capacidad de innovación.

La innovación no nace de cerrar puertas, sino de abrir más: a nuevas ideas, equipos, culturas y herramientas. Lo contrario termina convirtiéndose en un freno autoinfligido.

5. Efecto en sectores clave

Las consecuencias no son solo para las empresas privadas. También el sector público se ve afectado:

  • Escuelas y universidades enfrentan mayor dificultad para acceder a equipos tecnológicos para sus aulas y laboratorios.
  • Hospitales que necesitan dispositivos inteligentes para monitoreo o diagnóstico ven restringida su capacidad de adquisición.
  • Gobiernos locales y ONGs que impulsan iniciativas de digitalización deben hacer más con menos.

Todo esto se traduce en menos acceso a la tecnología para los ciudadanos, mayor desigualdad digital y pérdida de competitividad nacional.